Explicaciones, motivaciones y aclaraciones
Transcurrida ya más de una semana desde que la obra El Comisariado de los Heraldos del Evangelio se dio a conocer al gran público, ha aumentado considerablemente el número de personas, favorables o no a la institución, que se preguntan por qué se ha realizado una obra de tal envergadura y contenido.
Para responder a estas peticiones de aclaración, y por amor a la verdad, los Heraldos del Evangelio consideran que ha llegado el momento de dar a conocer con mayor detalle los motivos que han llevado a la reciente publicación.
De hecho, en la nota de prensa1 publicada en el sitio web oficial de la entidad, ya se han dado algunas explicaciones esenciales de forma resumida. En el comunicado se ha destacado la excesiva e inexplicable prolongación de la intervención, que genera interrogantes sobre la idoneidad de la institución comisariada y, en consecuencia, obliga a dar aclaraciones para restablecer la verdad y la justicia.
También se hace mención en el texto de los grandes daños causados por la situación, tanto para los Heraldos del Evangelio como para la Santa Iglesia: numerosos diáconos que no pudieron ver cumplida su legítima expectativa, amparada por el derecho canónico, de ser ordenados sacerdotes, además de siete tandas de seminaristas que no pudieron acceder al diaconado, muchos otros miembros impedidos de pronunciar sus votos, aspirantes cuya admisión está vetada y jóvenes que se vieron privados de un proyecto educativo libre de influencias contrarias a las enseñanzas del evangelio.
El origen de la obra: una crónica de injusticias
Estas razones, a las que se suman «diversas violaciones de las leyes canónicas», como afirma la nota, fueron las que motivaron a la comisión redactora del libro, compuesta por especialistas y encabezada por el Prof. Dr. José Manuel Jiménez Aleixandre, doctor en Derecho Canónico, y por la Hna. Dra. Juliane Vasconcelos Almeida Campos, doctora en Filosofía, a llevar adelante el trabajo.
La obra consta de tres partes, siendo la primera y principal una crónica de los hechos, que pretende narrar desapasionadamente las injusticias de las que han sido objeto los Heraldos del Evangelio desde el inicio de la intervención, en 2017.
En ella, el libro recuerda la falta de transparencia de la entonces Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, posteriormente Dicasterio, que en ningún momento reveló a los acusados el contenido de las denuncias ni el objeto de los supuestos delitos que llevaron a decretar la visita apostólica y, posteriormente, el comisariado, la restricción de las ordenaciones, la prohibición de que los Heraldos acogieran a jóvenes y otras sanciones.
Además, la crónica narra los reiterados abusos de poder, arbitrariedades e ilegalidades por parte del Dicasterio y sus representantes, además de demostrar la falta de idoneidad de algunos de los que conformaban el equipo auxiliar del comisariado, y los grandes perjuicios morales, económicos, institucionales, pastorales y educativos generados por la intervención que, en principio, se presentaba como destinada a «sanar» y «ayudar».
Documentos que hablan por sí mismos
La segunda parte consiste en un apéndice, en el que se ofrece una pequeña selección de los documentos que se han ido archivando debidamente a lo largo de estos años, a través de los cuales se puede comprobar la veracidad de la información contenida en la crónica.
Finalmente, la obra concluye con otro apéndice, de carácter jurídico-canónico, compuesto por informes que examinan, desde un punto de vista estrictamente técnico y a la luz de la ley de la Iglesia, las irregularidades cometidas en el proceso, como la alteración del decreto, diversos abusos de autoridad o el incumplimiento de las Constituciones de la Sociedad Virgo Flos Carmeli, entre otras muchas.
Cuando la verdad no llega al Papa…
Sin embargo, conviene precisar que el razonamiento anterior tiene por objeto justificar la elaboración del libro –como, por cierto, la nota señala claramente –, pero no específicamente su publicación.
Aunque tales motivos eran per se suficientes para justificar la publicación de la obra, esta última estaba destinada a permanecer en el archivo histórico de los Heraldos del Evangelio, disponible para una eventual defensa, si se nos pidieran explicaciones. Sin embargo, algunos acontecimientos recientes nos han obligado a actuar de otra manera.
En primer lugar, con motivo de la reciente audiencia concedida por el papa, S. S. León XIV, a S. Exc.ª Rvdma. Mons. D. Sergio Aparecido Colombo, en la que estuvieron presentes dos miembros de la Sociedad de Vida Apostólica Clerical Virgo Flos Carmeli, tuvimos la inquietante sorpresa de constatar que el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, en la persona de su prefecta y colaboradores, había transmitido información falsa al Santo Padre sobre los Heraldos del Evangelio y su fundador, afirmando, por ejemplo, que había víctimas de abusos, o que no todos los procesos judiciales habían concluido o, por último, que no se habían acatado las disposiciones relativas al alojamiento y la formación de menores en las casas de la Asociación, afirmaciones todas ellas cuya total ausencia de fundamento ha podido demostrar el libro.
Continúan la hostilidad y el linchamiento mediático internacional
Posteriormente, a través de fuentes vaticanas autorizadas, hemos comprobado que el Dicasterio, incluso después de la mencionada audiencia con el papa León XIV, sigue difundiendo falsedades y tergiversando hechos sobre los Heraldos del Evangelio, entre otros, el de que hay procesos muy graves abiertos contra la institución, lo cual, reiteramos, no se corresponde en absoluto con la realidad.
Como hijos y servidores de la Santa Iglesia, nos ha impactado profundamente saber que se está faltando a la verdad con el Vicario de Cristo, al igual que ya nos había impactado la falta de diálogo y transparencia de las autoridades de un órgano tan ilustre de la curia romana como es el mencionado Dicasterio, a lo largo de todo el período de intervención.
A esto se suma que, igualmente desde ese Dicasterio, en varias ocasiones se había difundido información que provocó el linchamiento mediático de los Heraldos del Evangelio en numerosos países, sobre todo en Brasil, Italia, España y Colombia, principalmente por la filtración de documentos e información, que llegaban rápidamente a conocimiento de la prensa, mientras se ocultaban a los propios Heraldos del Evangelio.
Informes ignorados, diálogo negado
Ahora bien, hay pruebas que demuestran que esta actitud de menosprecio del Dicasterio hacia la institución no ha cambiado hasta hoy. He aquí algunas de ellas:
El mencionado órgano de la curia descarta todos los informes que son favorables a los Heraldos del Evangelio.
Hay dos cartas firmadas en 2024 por S. Em.ª el Card. João Braz de Aviz, entonces prefecto del Dicasterio, y por sor Simona Brambilla, MC, en aquel momento su secretaria, en las que se prohíbe la celebración de la Asamblea y de los Capítulos Generales, y se afirma que se nombrarán expertos para acompañar el asunto.
Sin embargo, dicho nombramiento no se produjo. Ahora bien, cuando se comunicaron los nombres de los expertos del actual comisariado, los mencionados miembros del Dicasterio respondieron de forma tajante, concluyendo así: «Le rogamos que no insista en este asunto». Ha pasado ya casi un año y medio y no se ha nombrado a ningún experto canónico o teológico.
Además, desde hace más de un año, el cierre al diálogo y la opacidad de dicho órgano se han acentuado, ya que los Heraldos del Evangelio ya no obtienen de él ningún tipo de respuesta, sea cual sea la naturaleza del asunto, ni siquiera al informe de conclusión del comisariado, proporcionado hace más de seis meses por S. Em.ª el Card. Raymundo Damasceno Assis. Sobre este último punto, conviene ofrecer algunos datos más.
De hecho, el expediente del Card. Raymundo Damasceno, entregado en mayo de este año (2025), fue minucioso, con unas sesenta páginas y abundante documentación adjunta.
El documento presenta un informe sobre todos los puntos planteados a lo largo de la intervención, ya sea en lo que se refiere al sector financiero, con dictámenes de Mons. Nereudo Freire Henrique, en aquel momento ecónomo de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), como en el jurídico, con los dictámenes del Dr. Hugo José Sarubbi Cysneiros, asesor jurídico del comisariado, que ejerce el mismo cargo también en la CNBB y en la Nunciatura Apostólica de Brasil, o, por último, en otros asuntos relacionados con el comisariado, como la solicitud de ordenación de diáconos, entre otros.
Inimaginable actitud de quien debería dialogar
Casi dos meses después de aquella entrega, sor Simona Brambilla visitó Brasil. En la capital del país, había un sacerdote heraldo que asistió a la conferencia que ella impartió el 8 de julio, pero dicho sacerdote no logró contactar personalmente con ella.
Por otra parte, la prefecta, junto con el P. Airton, recibió seis kilos de documentos de manos de Rosiley María Piva y Valeria Rocha da Fonseca de Oliveira, los cuales, según fuentes fidedignas, contenían las mismas acusaciones falsas que se habían presentado con motivo de la visita apostólica, ya respondidas y aclaradas en sede canónica o civil.
Aquel dosier fue presentado por ambas detractoras en la nunciatura, donde tuvieron ocasión de explicar detalladamente su contenido, durante una audiencia que se prolongó por más de dos horas.
Ya en octubre, durante un simposio de institutos de la Iglesia relacionados con las apariciones de la Virgen en Fátima, celebrado en la propia ciudad donde éstas tuvieron lugar, y en el que participaron los Heraldos del Evangelio, sor Simona Brambilla no estuvo presente en las exposiciones realizadas por los miembros de la institución.
Además, con motivo de dicho evento, la prefecta se encontró fortuitamente en la calle con dos heraldos. Cuando estos se acercaron a ella con la intención de saludarla, ella cambió inmediatamente de acera, al parecer para evitar el encuentro.
Ahora bien, ése era el procedimiento exigido por la llamada «excomunión vitando», modalidad extinguida en la edición del Código de Derecho Canónico vigente, además de incompatible con el camino sinodal que se predica actualmente.
Un hecho similar ocurrió cuando un miembro de la Asociación, que acompañaba al Card. Raymundo Damasceno a una reunión con un canonista del Dicasterio, intentó saludar a este último y también fue evitado.
También en octubre, cinco meses después de que el Card. Raymundo Damasceno entregara su informe, el cardenal tuvo ocasión de informarnos de que había solicitado una audiencia con S. Em.ª el Card. Artime. Sin embargo, el secretario de este último le informó de que el cardenal sólo podría recibirlo si el tema no era sobre los Heraldos del Evangelio, en cuyo caso sor Simona tendría que estar presente.
Evidencia de una parcialidad creciente
No contento con ello, el comisario se dirigió al Dicasterio, donde fue recibido por la secretaria de la prefecta, quien le comunicó, en su nombre, que aún no habían tenido tiempo de leer todo el informe del Card. Damasceno, debido a que era «demasiado extenso» para los pocos colaboradores con los que contaban. Reiteramos que el hecho ocurrió cinco meses después de la entrega, y que el documento constaba de unas sesenta páginas.
Ahora bien, los datos mencionados anteriormente llevan a las siguientes conclusiones:
Aún hoy se nota una clara animadversión del Dicasterio en general, y de la prefecta en particular, hacia los Heraldos del Evangelio, lo que, naturalmente, mancha de parcialidad cualquier acción del proceso.
De ello se puede inferir que el punto de estancamiento en el que se encuentra actualmente el comisariado sería sólo una forma de ganar tiempo, mientras no surjan nuevos pretextos para reanudar con vigor la intervención.
Ahora bien, hay pruebas de la intención de los detractores de provocar artificialmente nuevas denuncias, de las que ellos notifican oportunamente a las autoridades del Dicasterio, quienes no están contrastando esa información.
Por lo tanto, se confirman los rumores, cuyas fuentes autorizadas han pedido permanecer en el anonimato, de que el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica pretende reiniciar todo el proceso, además de seguir difundiendo información falsa y tergiversada.
Último recurso: la publicación
Los Heraldos del Evangelio tuvieron ocasión de aclarar, junto al Santo Padre, con motivo de la audiencia privada con el obispo de Bragança Paulista (Brasil), los principales elementos de la situación actual.
Sin embargo, dada la configuración jerárquica de la Iglesia – rasgo que, en sí mismo, es motivo de veneración para todos los fieles, pero que eventualmente puede ser manipulado de mala fe –, el mencionado Dicasterio goza de acceso directo a Su Santidad y, sin duda, dará una nueva versión cuando sea convocado para ello.
No obstante, nuestra institución no tendrá ciertamente las mismas condiciones para acceder, no sólo al Santo Padre, sino a las innumerables personas vulnerables a la desinformación, a quienes esta infame campaña podría perjudicar.
Así pues, al no disponer de otros medios para defendernos ante el Sumo Pontífice y el público católico, que una vez más están siendo inducidos al error, no nos ha quedado más remedio que tomar esta medida extrema para defender nuestro honor: es decir, hacer llegar este libro-informe a personas de buena voluntad, así como la información mencionada al gran público, hasta el momento en que se nos convoque y se nos conceda el derecho al contradictorio.
Asiste al podcast completo aquí → https://www.youtube.com/watch?v=tOZ744GA1n8